La protagonista de la selección del programa de hoy también era una chica formal, o eso es lo que muchas pensaban. A través de las ondas, por carta, email o nota de voz todos hemos tenido la necesidad de confesar nuestros más secretos sentimientos, y no siempre al mejor destinatario. Quizá ese consultorio de Elena Francis, de los tiempos de nuestras abuelas, no era tan diferente a nuestras nuevas formas de hacer el ridículo. ¿Que levante la mano quien no haya mandado ese mensaje de las tres de la mañana?