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Bienvenidos, cinéfilos hierberos, soy José Enrique Guzmán, su anfitrión, que hoy está particularmente emocionado porque inauguramos un ciclo dedicado a uno de los titanes del guionismo contemporáneo: Aaron Sorkin. Pero antes de sumergirnos en sus palabras afiladas como bisturíes, permítanme esbozar un poco el mapa de este genio neoyorquino.
Aaron Benjamin Sorkin nació en 1961 en Manhattan, en una familia que respiraba cultura por los cuatro costados: su padre era abogado y su madre, profesora. Desde joven, Sorkin se sintió atraído por el teatro, estudiando en la Universidad de Syracuse, donde se graduó en Bellas Artes con énfasis en teatro musical. Sus inicios fueron en Broadway, donde, como un joven dramaturgo ambicioso, debutó en 1989 con una obra que ya apuntaba maneras: "Cuestión de Honor". Imagínense: un chico de veintitantos años escribiendo sobre dilemas éticos en el ejército, inspirado en una anécdota real que le contó su hermana, quien era abogada naval. Esa obra fue un éxito rotundo en el off-Broadway y luego en el circuito principal, atrayendo la atención de Hollywood. De ahí, Sorkin dio el salto al cine y la televisión, convirtiéndose en un maestro de los diálogos que fluyen como un río caudaloso, pero con la precisión de un reloj suizo. Sus guiones son como partidas de ajedrez verbal: rápidos, ingeniosos y siempre un paso adelante.
Ahora, para este ciclo, vamos a enfocarnos exclusivamente en su obra cinematográfica, dejando de lado –con un suspiro de resignación– sus joyas televisivas. ¿Por qué? Bueno, series como "Sports Night", "The West Wing" o "Studio 60 On the Sunset Strip", un vistazo satírico al mundo de la TV en vivo... no están disponibles en ninguna plataforma de streaming aquí en Latinoamérica, lo que nos obliga a posponer esa conversación para cuando los dioses del copyright seapiaden de nosotros. Así que, nos ceñiremos al celuloide.
Por ende, hoy arrancamos con su ópera prima en la gran pantalla: " Cuestión de Honor ", de 1992.
“Cuestión de Honor” es un thriller judicial que te agarra por el cuello desde el minuto uno. Ambientada en la base naval de Guantánamo, sigue a dos marines acusados de asesinar a un compañero durante un "código rojo", esa práctica no oficial de disciplina que huele a abuso de poder. El teniente Daniel Kaffee, un abogado naval interpretado por un Tom Cruise en su mejor forma de galán arrogante pero redimible, toma el caso junto a su equipo: la tenaz Jo Galloway (Demi Moore) y el astuto Sam Weinberg (Kevin Pollak). Enfrentados a un muro de silencio militar, se topan con el imponente coronel Nathan Jessup, encarnado por un Jack Nicholson que mastica el escenario con esa sonrisa lobuna suya. Kevin Bacon, Kiefer Sutherland y J.T. Walsh completan un elenco estelar queeleva el material a alturas estratosféricas.
En fin, Aaron Sorkin es, probablemente, uno de los mejores –si no el mejor– guionista de Hollywood en la actualidad. Sus diálogos son como fuegos artificiales: rápidos, explosivos, cargados de inteligencia y un humor que te hace reírmientras piensas. Sus personajes no son marionetas; son mentes brillantes, a veces falibles, siempre divertidas en su complejidad humana. Y sus historias te atrapan como una red bien tejida, contadas con una maestría narrativa que haceque el tiempo vuele. Aquí en "Cinefilia y Otras Hierbas", somos fans absolutos, con devoción casi religiosa–. Así que, empecemos con la que lo inició todo, " Cuestión de Honor ", para desmenuzarla a fondo, y descubrir por qué Sorkin no solo escribe guiones, sino que reinventa el arte de contar historias.
¿Nos acompañan?
Patreon: patreon.com/cinefiliayotrashierbas
Correo: [email protected]
No olviden suscribirse, compartir este episodio y dejar un comentario y un like, eso nos ayudará a crecer y a encontrar más audiencia.
¡Que lo disfruten!
#Sorkin #TomCruise #JackNicholson #Cine
By Cinefilia y Otras Hierbas4.5
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Bienvenidos, cinéfilos hierberos, soy José Enrique Guzmán, su anfitrión, que hoy está particularmente emocionado porque inauguramos un ciclo dedicado a uno de los titanes del guionismo contemporáneo: Aaron Sorkin. Pero antes de sumergirnos en sus palabras afiladas como bisturíes, permítanme esbozar un poco el mapa de este genio neoyorquino.
Aaron Benjamin Sorkin nació en 1961 en Manhattan, en una familia que respiraba cultura por los cuatro costados: su padre era abogado y su madre, profesora. Desde joven, Sorkin se sintió atraído por el teatro, estudiando en la Universidad de Syracuse, donde se graduó en Bellas Artes con énfasis en teatro musical. Sus inicios fueron en Broadway, donde, como un joven dramaturgo ambicioso, debutó en 1989 con una obra que ya apuntaba maneras: "Cuestión de Honor". Imagínense: un chico de veintitantos años escribiendo sobre dilemas éticos en el ejército, inspirado en una anécdota real que le contó su hermana, quien era abogada naval. Esa obra fue un éxito rotundo en el off-Broadway y luego en el circuito principal, atrayendo la atención de Hollywood. De ahí, Sorkin dio el salto al cine y la televisión, convirtiéndose en un maestro de los diálogos que fluyen como un río caudaloso, pero con la precisión de un reloj suizo. Sus guiones son como partidas de ajedrez verbal: rápidos, ingeniosos y siempre un paso adelante.
Ahora, para este ciclo, vamos a enfocarnos exclusivamente en su obra cinematográfica, dejando de lado –con un suspiro de resignación– sus joyas televisivas. ¿Por qué? Bueno, series como "Sports Night", "The West Wing" o "Studio 60 On the Sunset Strip", un vistazo satírico al mundo de la TV en vivo... no están disponibles en ninguna plataforma de streaming aquí en Latinoamérica, lo que nos obliga a posponer esa conversación para cuando los dioses del copyright seapiaden de nosotros. Así que, nos ceñiremos al celuloide.
Por ende, hoy arrancamos con su ópera prima en la gran pantalla: " Cuestión de Honor ", de 1992.
“Cuestión de Honor” es un thriller judicial que te agarra por el cuello desde el minuto uno. Ambientada en la base naval de Guantánamo, sigue a dos marines acusados de asesinar a un compañero durante un "código rojo", esa práctica no oficial de disciplina que huele a abuso de poder. El teniente Daniel Kaffee, un abogado naval interpretado por un Tom Cruise en su mejor forma de galán arrogante pero redimible, toma el caso junto a su equipo: la tenaz Jo Galloway (Demi Moore) y el astuto Sam Weinberg (Kevin Pollak). Enfrentados a un muro de silencio militar, se topan con el imponente coronel Nathan Jessup, encarnado por un Jack Nicholson que mastica el escenario con esa sonrisa lobuna suya. Kevin Bacon, Kiefer Sutherland y J.T. Walsh completan un elenco estelar queeleva el material a alturas estratosféricas.
En fin, Aaron Sorkin es, probablemente, uno de los mejores –si no el mejor– guionista de Hollywood en la actualidad. Sus diálogos son como fuegos artificiales: rápidos, explosivos, cargados de inteligencia y un humor que te hace reírmientras piensas. Sus personajes no son marionetas; son mentes brillantes, a veces falibles, siempre divertidas en su complejidad humana. Y sus historias te atrapan como una red bien tejida, contadas con una maestría narrativa que haceque el tiempo vuele. Aquí en "Cinefilia y Otras Hierbas", somos fans absolutos, con devoción casi religiosa–. Así que, empecemos con la que lo inició todo, " Cuestión de Honor ", para desmenuzarla a fondo, y descubrir por qué Sorkin no solo escribe guiones, sino que reinventa el arte de contar historias.
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¡Que lo disfruten!
#Sorkin #TomCruise #JackNicholson #Cine