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Ningún cristiano quiere dañar intencionalmente a otra persona y mucho menos a hermanos en la fe aunque sean nuevos, de lo contrario tendríamos que reconocer qué no somos verdaderamente cristianos. El problema está en que cuando vamos creciendo en años en la iglesia o en experiencia cristiana, nos vamos desconectando de nuestra actitud vulnerable como niños y le damos lugar a la carne. Por eso es muy importante que tengamos relaciones saludables entre nosotros como hermanos en la fe porque Jesús lo toma muy personal. Cuándo cuidamos de las necesidades físicas y espirituales de la familia de la fe, en especial de los nuevos en el reino, lo hacemos a Jesús mismo
By Humberto GonzalezNingún cristiano quiere dañar intencionalmente a otra persona y mucho menos a hermanos en la fe aunque sean nuevos, de lo contrario tendríamos que reconocer qué no somos verdaderamente cristianos. El problema está en que cuando vamos creciendo en años en la iglesia o en experiencia cristiana, nos vamos desconectando de nuestra actitud vulnerable como niños y le damos lugar a la carne. Por eso es muy importante que tengamos relaciones saludables entre nosotros como hermanos en la fe porque Jesús lo toma muy personal. Cuándo cuidamos de las necesidades físicas y espirituales de la familia de la fe, en especial de los nuevos en el reino, lo hacemos a Jesús mismo