Se me ocurren dos formas muy diferentes de presentar un programa con un título tan gráfico: la primera de ellas recordar aquella película de Almodovar titulada muy acertadamente Laberinto de Pasiones, la segunda evocar aquellos pasatiempos un tanto ingenuos de tebeos revistas y periódicos en que había que trazar una línea que salvase los obstáculos de un esquema más o menos complejo para juntar al ratón con el queso, o al gato con el ratón, un sencillo ejercicio de atención que fue semilla de numerosos juegos en maquinitas y pantallas como aquellos llamados comecocos u otro mucho más sofisticados de la play y otras maquinitas... y todo con la singular selección musical de Como el agua.