Es un aumento generalizado de los precios de bienes y servicios y es la principal causa de la pérdida de poder de compra de tu dinero. La mejor forma de defenderse de la inflación es reducir tus gastos, aumentar el ahorro e invertirlo en activos que aumenten de precio a una tasa anual superior a la inflación. Por ejemplo, con frecuencia los bienes raíces aumentan de precio por encima de la inflación. En épocas de alta inflación no es conveniente tener dinero en efectivo o “debajo del colchón”.