La vida es acumulativa, ya que nuestras decisiones cotidianas tienen un impacto profundo en nuestro futuro. Reconociendo este hecho, podemos asumir la responsabilidad de nuestras elecciones pasadas y moldear nuestro destino. Para lograrlo, es esencial la autoconciencia, la planificación estratégica y la persistencia en la búsqueda de nuestros objetivos.