Arcadio Vicente, 'Arcadio el de Barreras'; un minúsculo y escondido pueblo cercano a Vitigudino donde llegó de criado y acabó de amo. Estamos ante un hombre de campo que supo, pudo y quiso sacarle el máximo partido a los menguados recursos que ofrece esta bendita tierra. En las laderas de Gema, el pueblo que lo vio nacer fue capaz de mamar todo lo que la madre naturaleza le ofreció al cuidando de la nunca abundante hacienda familiar.
Pensar en él, es recrear al hombre recio y maduro, pero constante y pausado que hizo vida en este rincón en el último tercio del siglo XX, que vio pasar los trenes del progreso, que nunca dejó de hacer crecer su casa, que no perdió el norte de las cosas, aunque en otros sitios se atarán los perros con longanizas. Arcadio siempre tuvo las cosas lo mejor que podía: los barbechos en punto, las vacas entabladas y las ovejas metidas en leche. Trabajo diario con la ayuda de su maravillosa Inés y de alguno de los 10 hijos que esta buena mujer le regaló, siempre contaron con la ayuda y compañía del entrañable Luis. Una vida a veces estrecha que siempre quiso que fuera más amplia para sus hijos.