Hay un puerto de poetas. Ahí habitan los poemas de todo el mundo, se viven, bailan con la gente, nos celebran y nos conmueven, nos orientan, vemos y oímos el sentido de la profundidad en el interior, nos hace conscientes, nos mueven, volvemos a asombrarnos, pintamos el rostro de colores, brillamos como el sol en un suspiro. No importa qué día sea, siempre hay espacio para escuchar un poema. Ahora te comparto con un rostro amarillo.