Se podría decir que clasificamos a la raza humana en tres grupos: los buenos, los malos y la gran mayoría. Si bien es cierto que esto nos podría valer como definición, a la vista de los acontecimientos que tienen lugar a nuestro alrededor, en los cuales muchas veces inocentes sufren la barbarie de uno o varios salvajes, y el resto somos espectadores, ante Dios esta descripción no sirve absolutamente para nada.