El arte es el medio de expresión que muchas personas eligen para mostrar a las demás sus sentimientos. Es emoción, trabajo, pasión, esfuerzo, dedicación, talento…, pero, sobre todo, el arte es responsabilidad social. Cada artista, con fama o sin ella, desempeña el rol de educadora o educador en la sociedad, ya que el resultado de su expresión, será visto y, en la mayoría de los casos, tomado como referente por las personas. Es por esto que, al momento de expresarse deben estar preparados y preparadas para saber el qué y el cómo. Cada uno y cada una, desde su lugar de creación, transforma de cierta manera a quien observa, ya sea a través de una idea, una denuncia, una emoción, un reconocimiento, una reflexión, etc.
Desde siempre ha existido un amplio debate al respecto del arte y la realidad que acontece en el mundo. Este debate tiene relación con los cambios sociales y políticos que han existido, existen y existirán. Son debates que caminan de la mano de los hechos históricos que se producen.
En Clandestino hemos tenido el privilegio de contar con la presencia de un artista latinoamericano, ecuatoriano para más señas, pintor, dibujante y muralista, especialmente destacado por su trayectoria humanista y por la conexión de su obra con el arte y la reivindicación social. Un artista de renombre que, además, quedó ligado para siempre a mi pueblo cuando desarrollamos AYNI, la II Semana Intercultural Internacional, porque nos hizo una valiosísima donación artística y humana. Toda una colección de serigrafías, una exposición titulada NAUFRAGIOS, que nos emocionó profundamente y que ahora no sabemos muy bien cómo agradecer.
Hoy en CLANDESTINO, nos ha acompañado Pavel Égüez.