Si de nuestro invitado de hoy sólo pudiéramos decir que es un intelectual dispuesto y predispuesto desde bien joven a hacer la revolución, quizás tendríamos que agregar eso de que las revoluciones hechas solo por intelectuales son siempre peligrosas. No es el caso, porque ya lo ha dejado claro con sus declaraciones, pero más con sus hechos. Ya conocen el refranero popular en español que dice “hechos son amores y no buenas razones”, que aun tratándose de una frase sentenciosa y solemne, no deja de tener razón, la razón que emana del pueblo, que a la postre somos el termómetro que realmente identifica si hechos y razones van de la mano o si la incoherencia campa a sus anchas. Podría agregar ahora que el intelectual verdadero (y nombro en masculino genérico porque nuestro invitado es un hombre) no es el que habla a favor de su partido, sino en contra de su partido, lo que mucha gente con conciencia de clase y de izquierdas definimos como hacer crítica pero mucho más autocrítica, aunque no se termine de entender y mucho menos aceptar cuando ésta se ejerce. Se trata de Juan Carlos Monedero.