Los aplausos que recibió Cristiano Ronaldo en el estadio del eterno rival de su equipo nos recuerdan que la paz es posible en los estadios, y nos permite pensar en que la paz es justamente el don de Cristo resucitado
Los aplausos que recibió Cristiano Ronaldo en el estadio del eterno rival de su equipo nos recuerdan que la paz es posible en los estadios, y nos permite pensar en que la paz es justamente el don de Cristo resucitado