Se ha adjudicado a Einstein la famosa frase, no exenta de razón: No se puede resolver un problema con el mismo tipo de pensamiento que lo creó.
La forma en que definimos un problema y la forma en como lo pensamos y nos posicionamos frente al mismo, tiene un impacto directo en la posibilidad de resolverlo.
A veces se nos presentan situaciones en las que la solución suele estar más cerca o ser más simple de lo que pensamos o sentimos y para encontrarla, debemos buscarla de un modo diferente al habitual.