Pedro Herrero y Rubén Arranz analizan la cobertura mediática y política de los disturbios en Torre Pacheco tras una agresión a un anciano. Desde un tono distendido pero incisivo, critican cómo el Gobierno y ciertos medios públicos están utilizando el incidente para desviar la atención de otros escándalos políticos, como el caso Cerdán, la ley Bolaños o las actividades empresariales de la familia de Pedro Sánchez. Sostienen que el foco sobre el “discurso del odio” es una estrategia de distracción, y denuncian que se dejó crecer deliberadamente la violencia para activar una narrativa de extrema derecha descontrolada.
El programa reflexiona sobre cómo las políticas migratorias y el abandono institucional generan malestar en poblaciones locales. Ambos presentadores insisten en que los hechos deben abordarse desde el dato y la experiencia directa, sin caer ni en la estigmatización colectiva ni en el negacionismo oficial. Se rechaza el encuadre de los disturbios como un fenómeno exclusivamente ultraderechista y se denuncia la cobertura sesgada de programas como “Malas Lenguas” de TVE, acusados de generar “estados emocionales alterados” en lugar de informar.
También hay una defensa del papel de plataformas alternativas como Crónicas Bárbaras para ofrecer visiones más matizadas y abiertas al debate. El programa mezcla análisis político con humor, referencias culturales y participación del público, generando una atmósfera de comunidad. Se comenta la evolución de la audiencia y su diversificación, así como el papel del canal en “normalizar” conversaciones socialmente incómodas sobre inmigración, criminalidad o inseguridad ciudadana, tratando de evitar caer en discursos extremistas.
Finalmente, se destaca que el objetivo es defender un espacio de conversación franca y respetuosa, donde se puedan expresar preocupaciones reales sin que eso implique asumir una etiqueta ideológica concreta. Frente a la narrativa oficial o militante, proponen una mirada crítica pero comprometida con la convivencia, la seguridad, y la justicia social basada en hechos y no en dogmas.