Cuando esas mentiras de la vida quieran quitar tu alegría recuerda quien es tu Dios. Cuando las mentiras de la ansiedad intenten descontrolar tus pasos, recuerda quien está contigo en la barca. En lugar de buscar control absoluto, renuncia a él. No puedes controlar el mundo, pero si puedes confiárselo a Dios.

La paz está al alcance, no por falta de problemas, sino debido a la presencia de un Señor soberano. No creas en las mentiras que tu entorno te dice, cree en la provisión del Padre celestial. Antes de unirte a los lamentos de un mundo en crisis, haz como Pablo, alégrate.

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