Estados Unidos logra enfriar la inflación el índice anual cae al 3% y renueva la confianza económicaEstados Unidos ha dado un paso importante hacia la estabilidad económica. Según el último informe del Departamento de Trabajo, la inflación interanual del país se ubicó en 3% en septiembre de 2025, una cifra menor a la esperada por los analistas y que refuerza la percepción de que la economía estadounidense está recuperando su equilibrio después de dos años marcados por fuertes presiones inflacionarias.El dato, aunque aún por encima del objetivo del 2% de la Reserva Federal (Fed), representa un avance significativo respecto a los picos de 2022 y 2023, cuando la inflación superó el 9%. El índice subyacente, que excluye los precios más volátiles de alimentos y energía, también se mantuvo en 3%, consolidando una tendencia de moderación sostenida.A pesar del aumento en los precios de la gasolina —que subieron 4,1%—, el comportamiento más estable de los alimentos y otros bienes compensó el impacto, permitiendo un cierre de trimestre más favorable de lo anticipado. Este panorama abre la puerta a que la Fed continúe con su política de relajación monetaria, lo que podría traducirse en una reducción gradual de las tasas de interés.El dato que marca una nueva etapaEl Índice de Precios al Consumidor (IPC), publicado tras un breve retraso debido al cierre parcial del gobierno federal, reflejó que el ritmo de aumento de precios sigue desacelerándose. Este resultado alimenta las expectativas de que la inflación esté finalmente bajo control, aunque los analistas advierten que aún persisten riesgos externos —como la volatilidad del petróleo y las tensiones geopolíticas— que podrían revertir la tendencia.El 3% interanual marca un hito simbólico: es la cifra más baja desde mediados de 2021, antes del gran repunte inflacionario que desató la crisis de precios postpandemia. Según el informe, los precios de bienes duraderos como autos y electrodomésticos incluso mostraron caídas leves, mientras los servicios —especialmente vivienda y salud— continúan siendo el componente más resistente a la baja.El mercado financiero reaccionó positivamente. El índice S&P 500 registró un repunte del 1,2% tras conocerse los datos, y el rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años retrocedió ligeramente, reflejando mayor confianza en la estabilidad de los precios y una menor expectativa de endurecimiento monetario.La gasolina: el último frente inflacionarioEl aumento del 4,1% en los precios de la gasolina fue el principal impulsor de la inflación mensual. Las tensiones en Medio Oriente y la reducción temporal de la oferta por parte de la OPEP impulsaron el barril de petróleo Brent por encima de los 90 dólares, afectando el costo de los combustibles en Estados Unidos.Sin embargo, este incremento no se trasladó de manera uniforme a los demás sectores. Los precios de los alimentos subieron apenas 0,3%, mientras que los costos de vivienda y transporte registraron aumentos moderados. Este equilibrio parcial demuestra que los factores estructurales de la inflación están bajo control y que las presiones actuales son más bien coyunturales.Economistas como Diane Swonk, jefa analista de KPMG, señalaron que “Estados Unidos está atravesando un proceso de desinflación ordenada, en el cual la política monetaria comienza a surtir efecto sin causar una recesión significativa”.La inflación subyacente: una señal alentadoraLa llamada inflación subyacente, que excluye alimentos y energía, es uno de los indicadores más seguidos por la Fed para medir la tendencia real de los precios. En septiembre se ubicó también en 3%, consolidando tres meses consecutivos de descenso.Este dato es clave porque muestra que los precios de los servicios, la vivienda y los bienes duraderos están ajustándose gradualmente sin necesidad de una caída abrupta de la demanda. En otras palabras, el proceso de desinflación está ocurriendo sin provocar un colapso del consumo ni del empleo.Los analistas interpretan esta estabilidad como una señal de madurez del ciclo económico: después de más de dos años de aumentos agresivos en las tasas de interés, la economía empieza a absorber los efectos del ajuste sin perder dinamismo.La Reserva Federal frente a un nuevo dilemaLa Reserva Federal, presidida por Jerome Powell, enfrenta ahora un delicado equilibrio. Con la inflación en 3% y el crecimiento económico moderado, el mercado anticipa que el banco central podría reducir las tasas de interés en 25 puntos básicos en su próxima reunión.Powell ha reiterado que el objetivo sigue siendo lograr una inflación del 2%, pero ha reconocido que las decisiones futuras dependerán de la evolución del empleo y del consumo. “Estamos más cerca del punto de equilibrio, pero aún no hemos llegado”, señaló en su última conferencia.Reducir las tasas demasiado pronto podría reavivar la inflación; mantenerlas altas durante demasiado tiempo podría enfriar la economía más de lo deseado. La Fed, por tanto, se encuentra ante una de las decisiones más sensibles desde la pandemia.El empleo: resiliente, pero en enfriamientoEl mercado laboral estadounidense sigue mostrando fortaleza, aunque los signos de desaceleración son cada vez más visibles. En septiembre, la creación de empleo se moderó y la tasa de desempleo se mantuvo en 4,1%, levemente por encima del promedio de los últimos dos años.Este leve enfriamiento es interpretado como una buena noticia: reduce las presiones salariales, uno de los factores que más contribuyen a la inflación estructural. Aun así, el empleo sigue en niveles saludables, lo que demuestra la capacidad de la economía para adaptarse sin entrar en recesión.El salario promedio por hora aumentó un 0,2% en septiembre, una variación compatible con una inflación estable, lo que significa que el poder adquisitivo de los trabajadores se mantiene prácticamente sin cambios.6. Reacción internacional y confianza globalLa moderación de la inflación estadounidense tiene implicaciones globales. Para los países emergentes, un escenario de tasas más bajas en Estados Unidos implica una mayor estabilidad cambiaria y menor presión sobre sus monedas.El dólar, que había subido durante gran parte de 2024 y principios de 2025, comenzó a estabilizarse frente al euro y al yen tras conocerse los nuevos datos. Esto redujo el costo de financiamiento externo para economías dependientes de la deuda en dólares, como Brasil, México o Argentina.En los mercados bursátiles internacionales, la noticia fue recibida con optimismo: los principales índices europeos y asiáticos registraron subas moderadas, anticipando un ciclo global de relajación monetaria coordinada.Los consumidores respiran, pero aún sienten el peso de los preciosAunque los indicadores macroeconómicos son alentadores, los hogares estadounidenses todavía sienten el impacto del encarecimiento acumulado de los últimos años. Según una encuesta de la Universidad de Michigan, el 54% de los consumidores considera que los precios siguen “demasiado altos”, especialmente en vivienda, transporte y salud.El precio promedio de un alquiler en las principales ciudades se mantiene un 30% por encima del nivel prepandemia, y el costo de la educación universitaria continúa creciendo por encima del IPC general. Estos sectores representan el “núcleo duro” de la inflación estructural estadounidense.Aun así, el consumidor promedio ha recuperado parte de su poder de compra gracias al descenso de la inflación y a un mercado laboral todavía sólido. Las ventas minoristas crecieron un 0,6% en septiembre, reflejando que el consumo sigue siendo el motor de la economía.Los efectos sobre las tasas hipotecarias y el créditoLa estabilización de la inflación comienza a tener impacto en el mercado financiero. Las tasas hipotecarias a 30 años descendieron levemente, ubicándose en torno al 6,3%, tras haber superado el 7% en 2024. Esto podría estimular nuevamente el mercado inmobiliario, uno de los sectores más castigados por el endurecimiento monetario.En paralelo, el crédito al consumo muestra señales de recuperación. Los préstamos para automóviles y tarjetas de crédito registraron aumentos moderados, señal de mayor confianza en la estabilidad de precios y en la capacidad de pago de los hogares.Perspectivas hacia fin de añoLas previsiones para el último trimestre de 2025 son moderadamente optimistas. El consenso de analistas estima que la inflación cerrará el año en torno al 2,9%, mientras que el crecimiento del PIB se ubicaría cerca del 2,2%.De confirmarse estas cifras, Estados Unidos estaría completando uno de los procesos de ajuste más exitosos de los últimos 40 años: reducción de la inflación sin recesión significativa, estabilidad laboral y mejora gradual del poder adquisitivo.El gran desafío, no obstante, será sostener esta tendencia durante 2026, un año electoral donde la política económica estará bajo el escrutinio público y las presiones populistas podrían alterar el rumbo de la política fiscal.La lección estadounidense: equilibrio y credibilidadLo que diferencia a Estados Unidos de otras economías que enfrentan procesos inflacionarios similares es la credibilidad institucional de su banco central. La Reserva Federal ha mantenido su independencia, actuando con firmeza y comunicación clara, factores esenciales para anclar las expectativas de inflación.El éxito parcial del control de precios no radica solo en las tasas altas, sino en la combinación de política monetaria predecible, disciplina fiscal y una economía capaz de absorber ajustes sin colapsar. Esta sinergia ha permitido que la confianza del consumidor y de los mercados se mantenga intacta.El caso estadounidense demuestra que una política monetaria coherente y una narrativa económica creíble pueden revertir tendencias inflacionarias sin necesidad de medidas drásticas o recesivas.Estados Unidos parece haber logrado algo que pocos países consiguen: enfriar la inflación sin apagar el crecimiento.