Inflación en España sube al 3,1%: energía, transporte y demanda interna frenan la desinflación”En octubre de 2025, la inflación en España repuntó una décima y alcanzó el 3,1% interanual, el nivel más alto del año, según el dato adelantado del Instituto Nacional de Estadística (INE). Este aumento rompe la tendencia de moderación y refuerza la idea de que el proceso desinflacionario atraviesa una fase de resistencia.El incremento responde principalmente al encarecimiento de la electricidad y al aumento de los precios del transporte aéreo y ferroviario, factores que compensaron parcialmente el descenso de las gasolinas debido a la caída del precio del petróleo.La inflación resiste: causas del repunteEl INE atribuye la subida al mayor coste de la energía eléctrica en comparación con octubre de 2024 y al aumento de los precios en el transporte aéreo y ferroviario, impulsados por una demanda interna más dinámica.
Mientras tanto, el precio de la gasolina descendió, lo que evitó un incremento mayor del índice general. Sin embargo, el IPC encadena cinco meses consecutivos de subidas, lo que indica un estancamiento del proceso de enfriamiento inflacionario.La inflación subyacente, que excluye alimentos frescos y energía, también aumentó una décima hasta el 2,5%, su nivel más alto del año. Esto sugiere que el problema de fondo no se limita a la energía, sino que se extiende a los servicios y bienes de consumo básicos.Un “bache” en la desinflaciónExpertos como Miguel Cardoso, de BBVA Research, señalan que el proceso de moderación de los precios será más lento de lo previsto. Se espera que la inflación promedio de 2025 cierre en torno al 2,5%, y que el descenso continúe gradualmente hasta 2,3% en 2026.
La economía española, impulsada por la demanda interna, el empleo y el aumento salarial, mantiene un ritmo de expansión que dificulta la rápida normalización de precios.Según Raymond Torres, de Funcas, “los servicios están presionando más de lo anticipado, especialmente por el aumento de costes energéticos y de alimentos”. La fuerte recuperación del consumo privado, unida al crecimiento poblacional, alimenta una inflación persistente.Un crecimiento vigoroso que también encareceEl PIB español creció un 0,6% entre julio y septiembre, manteniendo a España como una de las economías más sólidas de Europa.
Sin embargo, este crecimiento, liderado por el gasto doméstico, también tiene un efecto secundario: mantiene elevada la presión sobre los precios.
La expansión del empleo, el turismo y las rentas disponibles han reactivado el consumo, especialmente en sectores de servicios como hostelería, transporte y ocio, donde los precios continúan al alza.El contexto europeo: la inflación en la eurozonaA pesar de situarse por encima del objetivo del 2% del Banco Central Europeo (BCE), la inflación española sigue en línea con la media comunitaria, del 2,2% en septiembre.
El BCE, reunido en Florencia, mantuvo los tipos de interés por tercera vez consecutiva, optando por la prudencia monetaria ante la desaceleración del crecimiento europeo.
El entorno europeo, con Alemania y Francia en fase de enfriamiento económico, contrasta con el dinamismo español, que destaca por su resiliencia pospandemia y su control fiscal.Energía y transporte: los motores del repunteLa subida de precios de la electricidad ha sido determinante. Tras un año de alivio, el mercado energético ha experimentado un rebote moderado.
El transporte aéreo y ferroviario, impulsados por el turismo y los viajes internos, también encarecieron sus tarifas.
En contraste, los combustibles registraron descensos del 2% intermensual, ayudando a contener parcialmente el repunte inflacionario.Este comportamiento mixto refleja la complejidad de la economía actual: mientras la energía mantiene volatilidad, otros sectores muestran resiliencia estructural.Consecuencias para los hogaresEl alza de precios golpea de manera desigual. Para los hogares de rentas medias y bajas, el aumento del coste de la electricidad y el transporte supone una mayor carga financiera.
José Antonio Vega, profesor de Economía en Comillas ICADE, alerta: “Los gastos esenciales como vivienda y movilidad absorben una proporción creciente de los ingresos, agravando la desigualdad”.
Aunque los salarios han subido alrededor de un 4%, el poder adquisitivo apenas mejora frente al encarecimiento sostenido de bienes básicos.Perspectivas para el cierre de 2025 y 2026Las previsiones del INE y del Banco de España coinciden en que la inflación cerrará 2025 alrededor del 2,5% y continuará descendiendo lentamente.
La moderación dependerá de tres factores:
- La evolución de los precios energéticos internacionales.
- El enfriamiento del consumo tras el ajuste monetario del BCE.
- La contención salarial mediante pactos de negociación equilibrados.
Se espera que 2026 marque el retorno al rango de estabilidad (2%-2,3%), siempre que no se produzcan nuevos shocks energéticos o geopolíticos.Impacto en la política monetaria y fiscalCon la inflación anclada en torno al 3%, el BCE mantendrá una postura restrictiva durante buena parte de 2026.
España, en este contexto, seguirá beneficiándose de la estabilidad del euro, pero enfrentará la necesidad de controlar su gasto público y evitar presiones adicionales.
El Gobierno planea mantener los incentivos fiscales a las familias vulnerables y reforzar las políticas de eficiencia energética para aliviar el impacto del encarecimiento.España, un caso atípico en EuropaPese a los repuntes, España continúa siendo un ejemplo de crecimiento con estabilidad.
El país combina una inflación controlada con una expansión económica superior a la media europea, lo que refuerza su posición como economía dinámica en la eurozona.
El reto ahora es lograr la convergencia hacia el 2% sin frenar el crecimiento, manteniendo el equilibrio entre competitividad, salarios y consumo.El aumento del IPC al 3,1% en octubre confirma que la inflación sigue siendo una amenaza latente para la economía española, aunque en niveles manejables.
El crecimiento económico, el empleo robusto y la demanda interna son buenas noticias, pero también factores que impiden una rápida vuelta al 2%.
La política monetaria del BCE y la disciplina fiscal nacional serán determinantes para que la inflación regrese al objetivo sin sacrificar el dinamismo que caracteriza a España frente al resto de Europa.En definitiva, 2025 cierra con una mezcla de advertencia y optimismo: la inflación aún no está vencida, pero el país avanza con solidez hacia una normalización gradual de precios.