El Señor tiene una gran capacidad de poner ejemplos que duren en el tiempo. En concreto este domingo nos invita a ser sal y luz, salados y luminosos. Mira que se entiende bien: dar sabor, conservar las cosas, iluminar. Ser sal y luz es la misión del cristiano, pero no para tu familia, para tu pueblo, para tu trabajo... Ser sal de la tierra y luz del mundo. Ahí es ná.