A estas alturas estamos como para que nos pongan yugos en la vida y nos pongan a trabajar. Dice el Señor: su yugo es suave, su carga ligera. Quizá la tenemos que probar. Cuando estamos cansados y agobiados siempre nos espera él. Está de nuestra parte. Uncidos con el mismo yugo caminamos en la misma dirección, con el mismo objetivo y la misma meta.