Está claro cuál es el mandamiento más importante de la Ley y de la vida cristiana. Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo. Cómo se expresa el amor, en dos detalles bien sencillos para este tiempo: en cuidar y en corregir. El de cuidar sale fácil, porque es visible el amor, pero el de corregir es más difícil, para el que corrige y para el corregido.