Daniel es un libro increíble porque es muy relevante para el lugar donde nos encontramos hoy. Babilonia-Jerusalén no son sólo ciudades antiguas... representan dos reinos a los que pertenecen todas las personas... dos lealtades, dos caminos, dos amos... el reino del mundo y el reino de Dios.

Daniel desafía a todos los creyentes a estar firmes en Babilonia en lugar de ceder o inclinarse.

El libro comienza con la misma intensidad y destrucción que el 11 de septiembre. El versículo 1 dice que en el tercer año del reinado de Joacim, Nabucodonosor vino a Jerusalén para sitiarla. Esto nos da historia.

Pero continúa…y el Señor entregó en su mano a Joacim rey de Judá y esto nos da la teología.

Judá había estado en caída libre moral y espiritual bajo el liderazgo de Joacim. El cual no solo asesinó a uno de los profetas de Dios porque lo llamó al arrepentimiento, sino que literalmente cortó en pedazos el rollo de Jeremías y lo quemó en una olla. Y cuando lo hizo, a nadie realmente le importó. No hubo convicción o quebrantamiento.

Entonces, el Señor llevó a Jeremías a reescribir el rollo para pronunciar juicio sobre el rey y el pueblo de Judá. Dios prometió que Joacim sería derrocado y arrojado fuera de las puertas de la ciudad.