El orgullo nos hace creer que somos más grandes/mejores de lo que realmente somos, lo que nos coloca en una posición privilegiada para la caída. Esta es la historia de Daniel 4.

Después de que Sadrac, Mesac/Abednego saliera del horno sin siquiera oler a humo, Nabudonozor dio una rueda de prensa y cuenta la historia de cómo fue humillado.

Él dice "Yo, Nabucodonosor, estaba tranquilo en mi casa, floreciente en mi palacio.5 Tuve un sueño que me espantó; tendido en la cama, las imaginaciones y visiones de mi cabeza me turbaron. 6 Por esto mandé que vinieran ante mí todos los sabios de Babilonia para que me dieran la interpretación del sueño. "

Las cosas iban bien... Nabucodonozor estaba tranquilo y prosperando hasta que el Señor lo sacó de su sueño con una pesadilla. Una vez más, las mentes más brillantes de Babilonia no pudieron darle una respuesta al rey. Entonces llamó a Daniel.

En ese momento, pensó, si el Dios de Daniel puede decodificar los sueños y evitar que su pueblo sea asado en las llamas, entonces tamobien puede darme la interpretación de mi sueño.