Cuando Danny Rivera crecía primero en el mítico arrabal sanjuanero conocido como “El Fanguito” y después en el residencial Ernesto Ramos Antonini en Río Piedras, la música le seguía, día y noche, en cuestas y en llanos, como una sombra. Salía de los balcones de la radio que siempre oían sus padres, de los balcones de otras casas, de los cafetines y de las parrandas que se formaban en las esquinas. Danny sentía que algo le hablaba a su alma en aquellas canciones. Empezó a acariciar el sueño de ser cantante profesional que poco después alcanzó y que le llevó a una carrera de más de 50 años que lo hizo una de las figuras cumbres de la canción puertorriqueña y latinoamericana. De aquel niño que soñaba con cantar, del adulto con todavía canta con indecible gusto, de su trayectoria, del activismo político que le ocasionó muchos problemas, de un Puerto Rico del que no puede evitar que se le quiebra la voz al hablar, de todo eso y más hablamos en esta edición de Torres Gotay Entrevista.