Te hicieron daño. Sin causas, sin motivos, sin expectativas. Ya no eres la misma persona. Cerraste las puertas de tu castillo. Pero déjame que te diga que no tienes que vivir con pies de plomo, porque es una carga innecesaria. Date una oportunidad y si no, una buena hostia, porque al fin y al cabo -de vez en cuando- nos viene hasta bien.