Los juegos de antes estaban más centrados en la simplicidad, la jugabilidad directa y la dificultad, mientras que los juegos de hoy se enfocan en la profundidad de la experiencia, gráficos de alta calidad, y un entorno de juego masivo y global. Si bien los juegos de antes eran memorables por su accesibilidad y su impacto en la cultura de los videojuegos, los juegos de hoy ofrecen una experiencia más inmersiva y rica en contenido, pero también son mucho más complejos y, en algunos casos, más caros de desarrollar y jugar.