déjame decirte algo maravilloso: El mismo Dios que escuchó, fortaleció y sacó a David de esa cueva a un palacio, es el mismo que hoy te escucha y te fortalecerá, te renovará y restaurará tu vida, a tal punto, que ya no te verán como la persona desvalída, derrotada y decaída que entró en su cueva de depresión, sino como una persona renovada, valiente, a la que Dios pondrá en un fantástico lugar de bendición.
Y sabes, hay algo muy importante que nos enseña está historia.
Y es que, aún en medio de sus circunstancias y problemas, David confió en Dios y entendió que algún propósito habría en esa cueva.
Este hombre tuvo muchos problemas y se equivocó muchísimas veces, pero nunca dejó de servirle a Dios, por tánto, Dios lo escuchó, lo ayudó, lo usó para bendecir a otros y lo bendijo poderosamente.