Exploramos la relación entre la teología cristiana y la ecología, presentando a Jesús como figura central de una "nueva creación" y un "buen jardinero" que valora la individualidad. Se aborda la percepción de Jesús resucitado en los evangelios y cómo este evento es interpretado como un acontecimiento cósmico que inaugura una transformación. Se contrastan visiones sobre el impacto histórico del cristianismo en el deterioro ambiental, señalando algunas críticas a interpretaciones tradicionales de dominio sobre la naturaleza. Finalmente, se resaltan actitudes esenciales para una espiritualidad ecológica, como la gratitud, la gratuidad y la sobriedad, enfatizando la interconexión de toda la creación y el llamado a cuidar el planeta desde una perspectiva de fe.