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El amor de Dios es tan misericordioso, tanto que sus invitaciones son buenas, santas y perfectas. Él sabe que como ser humano eres frágil, te equivocas, y por eso promete acompañarte cada día, para ayudarte, fortalecerte y construir contigo el Reino de Dios en tu corazón.
Ten en cuenta que Dios ya te salvó a través de su Divino Hijo, la pregunta es ¿Quieres acoger esa salvación? Como decía San Agustín: “Dios que te creó sin ti, no te puede salvar sin ti”.
El amor de Dios es tan misericordioso, tanto que sus invitaciones son buenas, santas y perfectas. Él sabe que como ser humano eres frágil, te equivocas, y por eso promete acompañarte cada día, para ayudarte, fortalecerte y construir contigo el Reino de Dios en tu corazón.
Ten en cuenta que Dios ya te salvó a través de su Divino Hijo, la pregunta es ¿Quieres acoger esa salvación? Como decía San Agustín: “Dios que te creó sin ti, no te puede salvar sin ti”.