Todas las aguas de proceso que intervienen en la producción cerámica, tanto las del grifo como las de pozo, suelen contener bacterias.
Y lo mismo ocurre con las materias primas inorgánicas utilizadas en el proceso de molienda para producir los productos semiacabados que se aplicarán posteriormente a lo largo de la línea de esmaltado: fritas, arcillas, feldespato, nefelina, etc.
Debido a la enorme cantidad de agua utilizada, los departamentos de molienda de esmaltes y engobes pueden verse a veces atacados por importantes proliferaciones bacterianas.
La actividad de los microorganismos (especialmente la de las bacterias) es capaz de disminuir o incluso anular la acción de los productos químicos que deben dotar a las suspensiones de las características adecuadas para desarrollar una aplicación correcta, garantizando además unos resultados técnicos y estéticos sobresalientes.
En esta perspectiva, ¿cuáles son las principales consecuencias de las degradaciones bacterianas?