Sólo, deja el afán, libérate del estrés y permite que Dios lleve tus cargas y te guíe.
No intentes poner puntos finales, dónde Dios sólo quiere poner una coma. Porque cada vez que veas un bloqueo en tu vida, cada calle cerrada, no es el final del camino, sino un redireccionamiento de Dios para librarte de algo, cumplir su propósito y para llevarte al maravilloso lugar de bendición que tiene para tí.