La crisis que se ha desatado alrededor de la habilitación del nuevo tren de molienda en la planta alcoholera de Petropar, en Mauricio José Troche, revela una verdad incómoda: las promesas gubernamentales una vez más, no se traducen en hechos que alivien a quienes sostienen la economía local. Pasaron tres meses desde anuncios sobre mejoras estructurales, reivindicaciones ambientales, productivas y de empleo, por el contrario, lo que se observa es una parálisis que afecta directamente a cañicultores, trabajadores y toda una economía regional, que subsiste a través de este rubro.