El amor que provoca y a la vez se nos niega como un dulce enemigo, representado aquí en las palabras de Sor Juana: “¿para qué me enamoras lisonjero, / si has de burlarme luego fugitivo?”
El amor que provoca y a la vez se nos niega como un dulce enemigo, representado aquí en las palabras de Sor Juana: “¿para qué me enamoras lisonjero, / si has de burlarme luego fugitivo?”