Deuteronomio 16: ¡Evita la levadura espiritual!
Deuteronomio 16:1-4 RVA2015:
“Guarda el mes de Abib y celebra la Pascua del SEÑOR tu Dios, porque en el mes de Abib el SEÑOR tu Dios te sacó de Egipto, de noche. Sacrifica para el SEÑOR tu Dios la víctima de la Pascua, de las ovejas o de las vacas, en el lugar que el SEÑOR haya escogido para hacer habitar allí su nombre. “No comerás con ella ninguna cosa que tenga levadura. Durante siete días comerás con ella pan sin levadura, pan de pobreza, para que te acuerdes todos los días de tu vida del día en que saliste de la tierra de Egipto. Pues con prisa saliste de la tierra de Egipto. Durante siete días no se verá levadura en tu casa, en ningún lugar de tu territorio. De la carne del animal que sacrifiques en el atardecer del primer día, no quedará nada hasta la mañana del día siguiente.
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La celebración de la Pascua era una de las fiestas más importantes. Ellos debían sacrificar un cordero y comérselo apresuradamente con panes sin levadura.
Los elementos de la Pascua contienen varios simbolismos. Ya hemos estudiado que Jesucristo es nuestro Cordero que quita los pecados del mundo con su sangre.
El pan sin levadura es un pan que tuvieron que preparar a la carrera, apresuradamente, no se le dio tiempo para que creciera. Eso simbolizaba la manera en que el pueblo de Israel tuvo que salir apresuradamente de Egipto, y no hubo tiempo para prepararlo y comerlo tranquilamente.
Por eso el Señor les dijo al pueblo que siempre celebrarán con panes sin levadura para que trajeran a memoria lo difícil que fue su vida en Egipto, y cómo tuvieron que salir de manera incómoda, para que nunca se olviden de donde Dios lo sacó y todo el sufrimiento que sus antepasados tuvieron que pasar.
También el Señor es nuestro Pan que descendió del cielo; es la misma Palabra de Dios alimentando nuestras almas y mostrándonos el camino de salvación.
Otra representación de los panes sin levadura somos nosotros. Debemos presentarnos delante de Dios como panes sin levadura. La levadura es una representación del pecado que entra en el ser humano. Si le abrimos la puerta a algo pequeño y pensamos que es algo insignificante, eso irá creciendo, invadiendo nuestro corazón y destruyendo nuestras vidas poco a poco, contaminando nuestra alma, nuestro espíritu y todo nuestro ser. Por eso el apóstol Pablo nos da este consejo cuando le escribió a los Corintios en 1 Corintios 5:6-8: “No está bien que ustedes se jacten. ¿No saben que un poco de levadura hace fermentar toda la masa? Límpiense de la vieja levadura, para que sean una nueva masa, sin levadura, como en realidad lo son. Nuestra pascua, que es Cristo, ya ha sido sacrificada por nosotros. Así que celebremos la fiesta, pero no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad.”
Así que, si nosotros queremos seguir en el camino de Dios y tener vidas victoriosas, debemos tener cuidado con la levadura; cualquier cosa que sea una tentación maligna a tu vida y que por un descuido caigas en hábitos indebidos ante los ojos de Dios.
Esa pequeña acción que piensas que no te va a afectar, más adelante va a crecer en ti un sentimiento de culpabilidad, de hipocresía, y vas a sentir que estás viviendo una doble vida, e intentaras cubrir esa vida pecaminosa aparentando ser un buen cristiano en la iglesia.
No permitas que la arrogancia, la maldad y el engaño contaminen tu vida. Esa es la levadura que, como un hongo, va a extenderse por toda la superficie de tu alma, convirtiéndote en una persona insensible, sin pudor, sin principios, lejos de la gracia de Dios; y el Espíritu de Dios y la Palabra de Dios ya no te redarguye ni corrige, ignorarás toda corrección e instrucción y comenzarás a justificar tus acciones equivocadas con interpretaciones personales de las Escrituras. Callarás...