Notas en Español e inglés 👇
Deuteronomio 2: No seas injusto cuando pases por pruebas.
Deuteronomio significa "segunda ley" en griego, pero no por ser otra ley sino porque se va a explicar una vez más los mandamientos del Señor para la nueva generación.
Deuteronomio 2:1-7:
“Entonces nos volvimos y partimos hacia el desierto, rumbo al mar Rojo, como el SEÑOR me había dicho; y rodeamos por muchos días la región montañosa de Seír. Y el SEÑOR me habló diciendo: ‘Bastante tiempo han rodeado estos montes; diríjanse hacia el norte. Manda al pueblo diciendo: Cuando ustedes pasen por el territorio de sus hermanos, los hijos de Esaú que habitan en Seír, ellos tendrán miedo de ustedes. Pero guárdense mucho; no contiendan con ellos. Yo no les daré de su tierra ni aun la huella de la planta de un pie, porque he dado a Esaú como posesión la región montañosa de Seír. Les comprarán con dinero los alimentos que coman. También, adquirirán de ellos con dinero el agua que beban’. El SEÑOR tu Dios te ha bendecido en toda la obra de tus manos. Él conoce tu caminar por este gran desierto. El SEÑOR tu Dios ha estado contigo estos cuarenta años, y ninguna cosa te ha faltado.
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Este capítulo continúa con la historia de Moisés relatando a la nueva generación; contándoles el evento cuando sus padres se negaron a entrar a la tierra y Dios los tuvo deambulando por el desierto. Allí Dios comenzó a usar a la primera generación para conquistar nuevas tierras, trayendo juicio a otras naciones que Dios había decidido eliminar por su maldad.
Pero, en esta campaña militar, Dios les advirtió de que no atacaran a los descendientes de Esaú, el hermano de Jacob, ni a los descendientes de Lot, sobrino de Abraham. Estos eran parientes de ellos que no debían invadir ni hacerles daño.
Dios les enseñó a que no hicieran injusticias contra ellos, solamente debían cruzar por sus territorios y debían hacerlo en paz y sin abusar de ellos.
Esto nos enseña a que hoy en día Dios está mirando la forma en que convivimos con nuestro prójimo. Ellos son también hijos de Dios, especialmente aquellos que son creyentes, los que llamamos hermanos en la fe. Aunque nosotros estemos pasando por desiertos como el pueblo de Israel; pasando por necesidades, problemas y pruebas; esto no nos da el derecho de bajar la guardia, hay que seguir viviendo con rectitud, con justicia y compasión.
Cuando no estamos pasando por desiertos, se nos hace más fácil vivir una vida ejemplar para otros, ayudando al prójimo y sirviendo a Dios en diferentes ministerios.
Pero cuando estamos pasando por desiertos y dificultades, tenemos la tendencia de encerrarnos en nosotros mismos tratando de lidiar con circunstancias difíciles y nos enfocamos en luchar contra las adversidades, olvidando en el proceso lo que significa "es mejor dar que recibir" o "amar al prójimo como a ti mismo". El espíritu del buen samaritano se va disolviendo en nuestro corazón y nos convertimos en aquel levita que estaba tan ocupado que no ayudó al hombre tirado en el camino.
Recordemos el consejo del apóstol Pedro en 1 Pedro 2:12: “Tengan una conducta ejemplar entre los gentiles, para que en lo que ellos los calumnian como a malhechores, al ver las buenas obras de ustedes, glorifiquen a Dios en el día de la visitación.”
Cuidemos, pues, nuestra manera de vivir bajo cualquier circunstancia, no importando la situación que estamos viviendo porque Dios está mirando nuestras actitudes, si somos justos o injustos con los miembros de nuestro hogar, de nuestro lugar de trabajo o nuestra congregación, con los demás.
No olvidemos el consejo del apóstol Pablo en Romanos 12:16-18: “Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión. No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si es...