Deuteronomio 31:2-13 RVA2015:
Además, el SEÑOR me ha dicho: ‘No cruzarás este Jordán’. El SEÑOR tu Dios es el que cruza delante de ti. Él destruirá estas naciones delante de ti, y tú las desalojarás. Josué es quien cruzará al frente de ti, como el SEÑOR ha dicho. El SEÑOR hará con ellos como hizo con Sejón y con Og, reyes de los amorreos, a los cuales destruyó con sus tierras. El SEÑOR los entregará delante de ustedes, y harán con ellos conforme a todo lo que les he mandado. ¡Esfuércense y sean valientes! No tengan temor ni se aterroricen de ellos, porque el SEÑOR tu Dios va contigo. Él no te abandonará ni te desamparará”. Entonces Moisés llamó a Josué y le dijo ante la vista de todo Israel: “¡Esfuérzate y sé valiente! Porque tú entrarás con este pueblo a la tierra que el SEÑOR juró a sus padres que les había de dar, y tú se la darás en posesión. El SEÑOR es quien va delante de ti. Él estará contigo; no te dejará ni te desamparará. ¡No temas ni te atemorices!”. Entonces Moisés escribió esta ley y la dio a los sacerdotes, hijos de Leví, que llevaban el arca del pacto del SEÑOR, y a todos los ancianos de Israel. Moisés les mandó diciendo: “Al final del séptimo año, en el tiempo señalado del año de la remisión, en la fiesta de los Tabernáculos, cuando todo Israel venga para presentarse delante del SEÑOR tu Dios en el lugar que él haya escogido, leerás esta ley a oídos de todo Israel. Harás congregar al pueblo —los hombres, las mujeres, los niños y los forasteros que estén en tus ciudades—, para que oigan, aprendan a temer al SEÑOR su Dios y cuiden de poner por obra todas las palabras de esta ley. Sus hijos que no la conocen la oirán y aprenderán a temer al SEÑOR su Dios, todos los días que vivan en la tierra que para tomarla en posesión cruzan el Jordán”.
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En este capítulo vemos que se acerca el final del liderazgo de Moisés; él dió su último discurso lleno de palabras de ánimo y fortaleza para que el pueblo y Josué no tuvieran temor para conquistar la tierra prometida. Imagínese a un Moisés que después de 40 años se vuelve a repetir la historia y él no quería que la nueva generación cayera en la trampa en que cayeron sus antepasados cuando por temor no pasaron a conquistar la tierra.
Luego leemos que Moisés dió una orden especial a esta generación. Después de que cumplieran siete años de estar en la tierra prometida, debían poner en práctica un acto solemne y era el de perdonar todas las deudas pendientes que tuvieran entre ellos. Era un año especial delante de Dios.
En esta fiesta también se debía hacer algo importantísimo. Todos debían estar reunidos para leer completamente todo el libro de la ley. Esto se hacía para que la nueva generación, o sea los hijos que entraron siendo pequeños a la tierra prometida o nacieron ahí, aprendieran todas las cosas que Dios les pide a ellos que hagan y también las cosas que Dios les pide que no hagan para el bienestar de ellos por amor al pueblo escogido de Dios.
Esta es una lección muy bonita para nosotros. Debemos sacar momentos especiales en el año para instruir de forma especial a nuestros hijos. Muchas veces nos confiamos de que con ir continuamente a la congregación es suficiente, pero nos olvidamos que nuestros hijos apenas están adaptándose a nuestra fe, mientras que nosotros ya llevamos más tiempo como creyentes.
Es importante que nuestros niños vayan continuamente a la iglesia porque desde pequeños aprenden versos bíblicos y junto con nosotros adoran al Señor, esto es parte del crecimiento espiritual; también es necesario que tomemos el tiempo de escuchar sus opiniones acerca de lo que van aprendiendo o nosotros mismos preguntarles si ellos están comprendiendo el porqué de muchas de nuestras prácticas y enseñarles lo no entendieron.
Es importante que ellos no hagan cosas mecánicamente por costumbrismo sino que comiencen a tener conciencia de la forma que nosotros practicamos nuestra fe y por qué...