Notas en Español e inglés 👇
Deuteronomio 33: Declarando palabras de fe sobre nuestro hogar.

Deuteronomio 33:26-29:
“¡No hay como el Dios de Jesurún! Él cabalga sobre los cielos en tu ayuda, y sobre las nubes en su majestad. El eterno Dios es tu refugio, y abajo están los brazos eternos. Él echará de delante de ti al enemigo, diciendo: ‘¡Destruye!’. Israel habitará confiado; el manantial de Jacob estará solitario en tierra de grano y de vino nuevo. También sus cielos gotearán rocío. ¡Bienaventurado eres tú, oh Israel! ¿Quién como tú, oh pueblo salvo por el SEÑOR, escudo de tu socorro y espada de tu excelencia? Tus enemigos tratarán de engañarte, pero tú pisotearás sus lugares altos”.
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En el capítulo anterior leímos la declaración del cántico de Moisés a Israel acerca de las advertencias hacia el pueblo si se olvidan de Dios en la tierra prometida y sufrieran por su arrogancia.
Ahora leemos una declaración de bendición de parte de Moisés hacia el pueblo. Moisés, cómo padre y guía de Israel, sabía que el pueblo era un pueblo de duro corazón y que Dios le había anticipado que ellos se iban a desviar del camino. Sin embargo, aquí vemos a Moisés haciendo declaraciones positivas de bendición y prosperidad para cada tribu de Israel
Eso lo hizo cuando ya estaba a punto de morir. Moisés hizo algo muy similar a lo que hizo Jacob cuando estaba de edad avanzada y se acercaba el día de su muerte, él también bendijo a cada uno de sus hijos que después serían las grandes tribus que componen el pueblo de Dios, Israel.

Podemos reflexionar de esta acción noble y bondadosa de Moisés. A pesar de las muchas situaciones difíciles que el pueblo le hizo pasar, las constantes reprensiones que Moisés le daba al pueblo y las lágrimas que tuvo que llorar por ellos para que Dios los perdonara, Moisés expresó el deseo de su corazón y es que Dios bendiga grandemente a Israel cuando se establecieran en la tierra prometida y aprovecharan todas las riquezas que les ofrecía Dios con las montañas, el océano y toda la tierra en general.
Y todo esto ellos lo iban a recibir porque Moisés estaba seguro que Dios tenía muchos planes con Israel, y el Señor era su escudo y su espada para que fueran protegidos y tuvieran victoria sobre sus enemigos.

Moisés nos da un ejemplo a nosotros. De esa misma manera debemos proclamar bendiciones sobre nuestro hogar y sobre cada uno de los miembros que lo componen, sea a tu esposo o esposa y sobre tus hijos.
Nuestra naturaleza es mirar los defectos y errores que ellos cometen, nos desesperamos cuando hacen algo que no nos gusta y expresamos con frustración lo que no nos gusta de ellos, especialmente cuando toman alguna decisión en la que no estamos de acuerdo con ellos.
A veces nuestros hijos quieren explorar el mundo a su manera, saliéndose de los principios de vida que les hemos enseñado y comienzan a practicar cosas que sabemos que a Dios no le agrada.
En esos momentos, además de mostrarles el error en que están, también expresemos sobre ellos palabras de fe declarando que ellos son escogidos por Dios, y que Dios los usará de manera poderosa cuando ellos entreguen sus vidas al Señor. Recuérdales lo que Dios puede hacer en sus vidas si ellos deciden vivir bajo sus mandamientos.
Anima a tu esposo o esposa con expresiones de fe, transmitiendo sobre ellos la bendición de Dios, afirmándolos con los deseos de Dios sobre ellos, pues hemos visto que Dios está dispuesto y se alegra al bendecir a sus hijos que deciden caminar en fe.

A mí me gusta mucho las palabras del apóstol Juan a uno de sus apreciados colaboradores llamado Gayo, que está en 3 Juan 1:2: “Amado, mi oración es que seas prosperado en todas las cosas y que tengas salud, así como prospera tu alma.”
Y aunque Gayo era un hombre que estaba dando buen testimonio con su liderazgo, y aun así, Juan lo animó y le...