El Segundo Mandamiento. Deuteronomio 12:1-32
¿Cómo desea Dios ser adorado? ¿Podemos hacernos imágenes del Dios invisible? ¿Por qué si? ¿Por qué no?
El corazón del hombre tiene una inclinación a la maldad desde su juventud (Génesis 8:21). El corazón del hombre es engañoso y perverso (Jeremías 17:9). Por tanto, "seguir nuestro corazón" es una de esas frase que "suenan bien" pero son peligrosísimas. La forma de adorar a Dios no es con relación a nuestro corazón. Adorar a Dios es de acuerdo a Su Palabra, principios, estatutos e instrucciones. En este episodio abordaremos este segundo mandamiento y la importancia de este. Comenzaremos a abordar un tema que quizás algunos de nosotros jamás hemos escuchado: "El Principio Regulador de Adoración".