La resurrección de Cristo es garantia del creyente que también resucitará cuando Él vuelva.

Las aflicciones del tiempo presente son temporales, la gloria venidera es eterna.

El sufrimiento es inevitable pero puede ser sobrellevado entendiendo la soberanía de Dios.

Aunque haya pruebas y dificultades en tu vida, no te turbes ni pierdas la esperanza. El es fiel, confía.

Dios tiene el control de cada detalle, confía en Él; nunca te dejará ni te abandonará pues te ama y dio su vida por ti.

Podemos tener fe en Jesús por su autoridad sobre las tinieblas, la enfermedad y el pecado.

La fidelidad de Dios al darnos un rey digno de confianza nos permite evitar caer en la preocupación.

Cuando nosotros hemos perdido el control, Dios sigue gobernando todo, confía.

En Cristo, tenemos la esperanza de vida eterna que inicia de este lado del cielo.

En medio de las más grandes dificultades permite que está verdad penetre tu corazón: su misericordia es para siempre.