El deber de la iglesia de crecer hasta alcanzar la madurez espiritual permanece, por lo que Dios continúa trabajando a través de misioneros, predicadores, evangelistas, pastores y maestros para equipar a los santos para el ministerio, dándonos lo que necesitamos para servir al cuerpo de Cristo y promover el crecimiento colectivo de la totalidad.
No nos dejemos llevar por personas que intenten engañarnos con mentiras tan hábiles que parezcan la verdad. Hablemos la verdad con amor y así creceremos en todo sentido hasta parecernos más y más a Cristo