Comenzó a participar en un grupo de familiares y amigos de las víctimas del atentado a la AMIA en 1994 tras el asesinato de Andrés Malamud, su marido, cuando como arquitecto trabajaba en refaccionar la mutual judía. Desde entonces trabaja y lucha para encontrar justicia. Es secretaria general de Memoria Activa, la asociación civil que se constituyó como querellante en todas las causas relacionadas con el atentado a la AMIA. Y no sólo eso: en 1999 Diana denunció al Estado argentino ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA.