La rebeldía de detener una guerra desde su propia esquina del mundo la encarnó un gigante de las canchas: Didier Drogba. A base de goles demoledores, se metió en el corazón de todos los hinchas del fútbol, trascendiendo el deporte para convertirse en un símbolo de esperanza para su país natal, Costa de Marfil. Para este goleador excepcional, su juego no era su máximo atributo humano. Su bondad, su liderazgo y su compromiso social lo convirtieron en una figura legendaria, tanto dentro como fuera de la cancha.