La familia generosa acoge y custodia la vida, porque sabe que es regalo de Dios. Las familias numerosas son una alegría para la Iglesia. Leemos en la exhortación:
"Cada nueva vida «nos permite descubrir la dimensión más gratusita del amor, que jamás deja de sorprendernos. Es la belleza de ser amados antes: los hijos son amados antes de que lleguen». Esto nos refleja el primado del amor de Dios que siempre toma la iniciativa, porque los hijos «son amados antes de haber hecho algo para merecerlo». El don de un nuevo hijo, que el Señor confía a papá y mamá, comienza con la acogida, prosigue con la custodia a lo largo de la vida terrena y tiene como destino final el gozo de la vida eterna. Una mirada serena hacia el cumplimiento último de la persona humana, hará a los padres todavía más conscientes del precioso don que les ha sido confiado". (A.L. 166)
"Las familias numerosas son una alegría para la Iglesia. En ellas, el amor expresa su fecundidad generosa". (A.L 167)