La paternidad de Dios no es automática por el hecho de nacer en este mundo. Eso no quita que Dios tenga el deseo y la capacidad de ejercer esa paternidad sobre cada uno. Sin embargo, hay un comienzo para todo.
La paternidad de Dios no es automática por el hecho de nacer en este mundo. Eso no quita que Dios tenga el deseo y la capacidad de ejercer esa paternidad sobre cada uno. Sin embargo, hay un comienzo para todo.