Doce hombres sin piedad (12 Angry Men, 1957) es la primera película del director Sidney Lumet, que lo petó con esta obra.
Producida y protagonizada por Henry Fonda, el argumento de la película es bien sencillo:
"Durante la hora y media de metraje doce jurados populares deliberan en un juicio por homicidio en primer grado hasta alcanzar un veredicto unánime".
Cine jurídico, por tanto, pero mucho más. El filme trata sobre la complejidad de las personas para rechazar sus sentimientos y prejuicios y llegar a un veredicto objetivo.