La séptima vez el criado dijo: –¡Allá, subiendo del mar, se ve una nubecita del tamaño de una mano! (1 Reyes 18: 44)

Muy a menudo, en estos tiempos, nos hayamos pidiendo a Dios grandes milagros, grandes manifestaciones de su poder sobre nuestros problemas; no obstante, Dios muestra su infinita gracia desde señales milagrosas que pueden parecernos insignificantes. 

No esperes grandes prodigios, cree en Él aún cuando no puedes verlo obrar; esa es la verdadera fe, la que te lleva a crecer espiritualmente y ser llamado ‘hijo de Dios’.

Yurico Vasconcelos