Que gran reto, que gran responsabilidad y honor es ser compañeras de un corazón quebrantado en medio de su aflicción.

No estamos conscientes del momento en que llegará la próxima oportunidad de acompañar a alguien en su proceso de dolor; por medio de nuestras palabras, presencia en silencio, oraciones, e incluso, por medio de consejería personal.

Te invito a escuchar este episodio en medio de tu día ajetreado, ponlo a todo volumen o usa tus audífonos. Todas necesitamos ser esa compañera idónea que cumple con el deseo de Dios: guiarnos unos a otros a verdadera consolación en Cristo

Me pregunto si cada mujer redimida por Cristo es verdaderamente consciente de que tiene libre acceso a una relación íntima con el "Padre de misericordias y Dios de toda consolación".

Te invito a escuchar este episodio con un corazón dispuesto a ser quebrantado, probado y alentado.

Sería increíble que cada hija de Dios experimente de este lado del cielo la verdadera consolación.

Sinceramente, me ha costado aprender esta verdad: NO SOY INCANSABLE. Por lo tanto, me conforta saber que tengo un Dios consciente de mis limitaciones, debilidades y dependencia, porque en ocasiones, yo lo olvido.

He aprendido que no debo subestimar el fruto que produce en la vida el hecho de tener las prioridades correctas y vivir (decidir, trabajar, sacrificar, producir) de acuerdo a ellas.

Lo que todas deberíamos analizar, ante esta verdad, es si nuestras inversiones diarias de tiempo, sean estas pequeñas o grandes, públicas o en la intimidad, están siendo enfocadas o no en lo eterno.

Te invito a escuchar de principio a fin los episodios de este importante tema. Un abrazo.

Sinceramente, me ha costado aprender esta verdad: NO SOY INCANSABLE. Por lo tanto, me conforta saber que tengo un Dios consciente de mis limitaciones, debilidades y dependencia, porque en ocasiones, yo lo olvido.

He aprendido que no debo subestimar el fruto que produce en la vida el hecho de tener las prioridades correctas y vivir (decidir, trabajar, sacrificar, producir) de acuerdo a ellas.

Lo que todas deberíamos analizar, ante esta verdad, es si nuestras inversiones diarias de tiempo, sean estas pequeñas o grandes, públicas o en la intimidad, están siendo enfocadas o no en lo eterno.

Te invito a escuchar de principio a fin los episodios de este importante tema. Un abrazo.

Sinceramente, me ha costado aprender esta verdad: NO SOY INCANSABLE. Por lo tanto, me conforta saber que tengo un Dios consciente de mis limitaciones, debilidades y dependencia, porque en ocasiones, yo lo olvido.

He aprendido que no debo subestimar el fruto que produce en la vida el hecho de tener las prioridades correctas y vivir (decidir, trabajar, sacrificar, producir) de acuerdo a ellas.

Lo que todas deberíamos analizar, ante esta verdad, es si nuestras inversiones diarias de tiempo, sean estas pequeñas o grandes, públicas o en la intimidad, están siendo enfocadas o no en lo eterno.

Te invito a escuchar de principio a fin los episodios de este importante tema. Un abrazo.

Cristo ya ha obtenido la victoria, pero ¿cómo reclamamos esa victoria cuando estamos paradas en lo que se siente como una constante derrota?

Sin duda, Dios anhela usar cada tempestad en la vida para nuestro crecimiento y edificación. Hablemos este desafiante tema a la luz de las Escrituras y conozcamos de manera práctica algunos errores que comúnmente cometemos al atravesar una prueba y, cómo corregirlos de ahora en adelante. 

Con mi corazón, crezcamos juntas.

Te invito a disfrutar de esta lectura fascinante. 

Te leo de principio a fin el artículo titulado "Deberes mutuos de esposos y esposas" en palabras del predicador John Angell James (1785 - 1859).

Mi anhelo: que cada esposa atesore estos consejos en su corazón y se comprometa a doblar rodillas en oración por aquellas palabras que retan a los esposos, que estando fuera de su alcance lograr cambios o compromisos en estos corazones ajenos, dejen todo impacto de gracia en manos de Su Salvador y Ayudador.

*Artículo tomado del libro "Una teología de la familia". Editado por: Jeff Pollard y Scott T. Brown.

Estoy convencida de que NECESITAMOS disciplinar o eliminar los conductos en nuestra vida que nos llevan constantemente a las compararnos con otras mujeres y familias.

Podemos estar en este justo momento coqueteando y alimentando la envidia en nuestra vida, y ni siquiera estar un poco conscientes de lo mucho que este sentimiento nos ciega y domina. 

¡CUIDADO! "las mentes envidiosas nunca están satisfechas, nunca son capaces de decir: soy feliz". 

¿Qué dice Nuestro Dios al respecto?