Cuando hablamos de perdón, tendemos a pensar en aquellos que nos hicieron algún mal y no podemos olvidar aquella acción que nos hirió. También se nos viene a la mente, gente que hemos dejado de tratar a causa de sus actos hacia nosotros u otros. Pero, pocas veces miramos hacia nuestro interior pensando en cuánto debemos perdonarnos para poder perdonar, o cuánto debemos perdonar para ser perdonados. El perdón es un ejercicio de ida y vuelta. Perdonar para ser perdonados. Comienza por nosotros. Ese ejercicio requiere de ayuda divina, por tal motivo al enseñarnos a orar, Jesús nos muestra la importancia de perdonar.