Fabián Harari, en su columna semanal en NdR Radio, habló sobre la situación que está viviendo el país y las políticas que está llevando a cabo el gobierno. Desde el comienzo de la pandemia, se puede vislumbrar que este es el año de “la marmota”. La administración de Alberto Fernández procrastina constantemente, es decir, se la pasa dilatando un escenario para el cual no encuentra salida. Acercándonos a los 100 días de cuarentena, todo lo que tiene para ofrecernos es volver para atrás. Durante este tiempo de aislamiento no se realizó ninguna planificación para el desenlace de la cuarentena. No se proyectó un enfrentamiento de la pandemia ni hubo mejoramientos del sistema sanitario, del sistema de salud en general, del sistema de servicios y obras públicas. Hay un montón de elementos que demuestran que este gobierno no tiene un plan. En este punto, la pandemia, más que la cuarentena, le sirve de escusa no solamente para la procrastinación sino también para realizar un ajuste. El Covid – 19 acelera una dinámica de crisis capitalista. El problema de la pandemia no es tanto los infectados o los muertos, en términos de su relación con la economía, sino que amenaza con llevarse a todo el mundo. Pero, la particularidad que adquiere en la Argentina es que le da motivos para ganar más tiempo al gobierno. La aceleración de la crisis no sólo tiene un componente objetivo, tiene un componente subjetivo, político. Aprovecho la crisis para bajar 25% los salarios, para no pagar aguinaldos, despedir empleados, etc.

En nuestro país, la cuarentena empezó siendo un elemento de poder y terminó siendo una maniobra de desgaste del mismo. Por lo tanto, a medida que va pasando el tiempo se va descubriendo que las medidas de aislamiento son una forma de ocultar la falta de procedimientos y tácticas. Existe un temor a desatar las tendencias que la economía ya presenta como la inflación, el default, etc. Mientras se mantenga la cuarentena, éstas se encuentran contenidas económicamente y psicológicamente. Nos encontramos al borde de una hiper inflación, de una devaluación del 100% y frente a un Estado que no puede afrontar un déficit fiscal. Ante esta situación ni la burguesía argentina ni los partidos de izquierda proponen una solución.