Una torre que toque el cielo. Una ruta directa desde la Tierra hasta el espacio sin explosiones, sin estruendo, sin el coste ecológico y económico de los cohetes. Imagina entrar en una cabina en el ecuador terrestre y comenzar un ascenso silencioso, impulsado por energía limpia, rumbo a las estrellas. Esta es la promesa del ascensor espacial, una de las ideas más fascinantes y también más desafiantes de la ingeniería moderna.