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«El baile de los que sobran» es el tercer sencillo promocional del álbum Pateando piedras del grupo chileno Los Prisioneros, considerado por muchos como la canción más importante en la trayectoria de la banda y uno de los más grandes clásicos de la música popular chilena. Fue escrita y compuesta por Jorge González.
Los estudiantes del Liceo Andrés Bello, liceo donde se inspiró la canción, aún forman parte del contexto histórico en el que fue escrita la canción; el tema hace referencia a los estudiantes de 4.° medio que no tiene ninguna opción de futuro en su vida, por eso aquella frase «...este año se les acabaron, los juegos, los doce juegos...», haciendo referencia a los doce años de enseñanza escolar. El término «pateando piedras» surgió porque en aquellos años a los alumnos del liceo se les mandaba al patio trasero, donde eran castigados por su comportamiento.
Francisco Cuadrado Prats, artista plástico de profesión, aguardó durante horas en la fila de miles de simpatizantes del dictador a que llegara su turno. "En un principio me acerqué por allí a ver qué pasaba", explicó ayer. "Luego decidí quedarme e hice lo que tenía que hacer".
«El baile de los que sobran» es el tercer sencillo promocional del álbum Pateando piedras del grupo chileno Los Prisioneros, considerado por muchos como la canción más importante en la trayectoria de la banda y uno de los más grandes clásicos de la música popular chilena. Fue escrita y compuesta por Jorge González.
Los estudiantes del Liceo Andrés Bello, liceo donde se inspiró la canción, aún forman parte del contexto histórico en el que fue escrita la canción; el tema hace referencia a los estudiantes de 4.° medio que no tiene ninguna opción de futuro en su vida, por eso aquella frase «...este año se les acabaron, los juegos, los doce juegos...», haciendo referencia a los doce años de enseñanza escolar. El término «pateando piedras» surgió porque en aquellos años a los alumnos del liceo se les mandaba al patio trasero, donde eran castigados por su comportamiento.
Francisco Cuadrado Prats, artista plástico de profesión, aguardó durante horas en la fila de miles de simpatizantes del dictador a que llegara su turno. "En un principio me acerqué por allí a ver qué pasaba", explicó ayer. "Luego decidí quedarme e hice lo que tenía que hacer".